Roma es como todas las urbes con historia, moderna y vieja. Miles de ciudades en una, igual que las personas que caminan con sus ruinas y sus nuevos proyectos en su interior, por los laberintos de sus calles.
Roma huele a hombre recién arreglado, a aire limpio y fresco enfriado por los mármoles de su historia y sus iglesias. Sabe a capuchino, a café increíblemente aromático, a elixir en grano líquido, a agua limpia de las fuentes que quieren privatizar.
Suena a indicaciones casi en voz baja de sus carabinieri y sus signori. Estatuas humanas talladas en carne, vestidos de uniforme y estilo.Y a la Fontana de Trevi, más bonita de noche que de día, en la que siempre acabábamos sin saber por qué, aunque nos orientaran correctamente en otra dirección.
Son las irónicas abuelitas y no tan ancianas, vestidas con visones y bambas, conjuntadas y a la última. Arribistas de la moda o innovadoras cool, quien podría asegurarlo?
Roma somos tu y yo huyendo de nuestras ruinas, buscando la inspiración renacentista de un nuevo siglo, en la Eterna, que ha sobrevivido, como nosotras, a mil batallas y se ha reinventado una y otra vez riéndose del tiempo. Utilizando las piedras de la República para construir iglesias cristianas y palacios humanistas.
Mirando el futuro en los ojos científicos de Miguel Ángel y escribiendo versos con poetas extranjeros, enterrados en sus entrañas lejos de las brumas entre las que nacieron lejos del Mediterráneo. También es las Inmaculadas que pisan la serpiente y bailan sobre la Luna, haciéndose pasar por romanas apostólicas mientras difuminan su aroma pagano en las alturas de sus columnas. Vigilando a los mortales desde sus pilares infinitos. A cuyos pies, a altura de vértigo, la fe de alguien ha colgado una guirnalda de flores.
Roma es el Vaticano por la noche y esas fotos robadas a la guardia suiza, de las Cuatro virtudes bajo las que cobijan sus pasos y su trabajo. Es la plaza pequeña que sólo se atisba gigantesca, cuando hay una persona al pie de una de sus columnas. Caldero de fe, ahora ausente de acólitos y de emociones místicas y mediaticas.
Es el Coliseo, obra enorme en todo. Grande y descomunal, como toda la crueldad y la comercialización del sufrimiento humano que contuvo. Condensada en sus paredes de ladrillo forrada del aterezzo del mármol. Como en la farándula y el espectáculo, todo apariencia, todo truco de magia y distracción para el pueblo. La barbarie civilizada ya no es horror, se llama espectáculo.
Roma es el pasado y el futuro, el presente mientras estás allí. El recuerdo de un arco y una encrucijada, que marca un nuevo camino. Roma es una y otra vez la misma y diferente, lugar de paso y portento, sorpresa, lo viejo y lo nuevo.
Levantarse cada día esperando "sin saber cómo ni cuándo, algo te eriza la piel " y decides marcharte a Roma de la mañana a la noche "y te rescata del naufragio".
"Tormentas que apagan el televisor. Teléfonos que arden, me nombra tu voz, hoy ceno contigo, hoy revolución, reyes que pierden sus coronas, verte entre la multitud, "
Es Sísifo parado por fin, disfrutando de las vistas.
Dedicado a Nimué.
Para quien quiera escuchar el vídeo de la canción original
1 comentarios:
oooooooooh!!! quants records!!! jo no ho hauria explicat tan bé ni en mil anys!! i la cançó és perfecta!! Ismael és moolt gran!! gràcies!!! muaks!!!
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