Urbanita de pro como soy yo, que hasta mis vacaciones las paso en otras ciudades, reconozco que en toda ciudad hay varias. Es como un fractal con diferentes interpretaciones, mundos alternativos, dentro de un mismo espacio físico.
En verano, que todos viajamos
a las ciudades del marketing y de la publicidad de las agencias de viajes, se nos olvida que en este plan, sólo visitamos en vivo un catálogo falso de la urbe.
Se nos olvida visitar la verdadera ciudad, lejos del
paquete turístico y de las franquicias de comida rápida internacional, o del viaje de lujo, donde lo que importa es más el hotel que la ciudad en sí. Se nos olvida ser viajeros para ser turistas y consumidores.
También se nos olvida que aunque seamos viajeros, si no nos quedamos el tiempo suficiente, no sabremos como es una ciudad en realidad. Queda en la trastienda mental, que nos
buscaremos inconscientemente, "nuestra" interpretación de la ciudad, perdiendo la visión calidoscópica que deberíamos observar de la misma.
Ni consciencia tendremos de que las espléndidas urbes en las que gastamos los ahorros de todo un año y nuestros días de descanso, no son meros escenarios para huir de nuestros problemas. Son lugares donde viven personas de carne y hueso como nosotros. Espacios paralelos donde muchos lo pasan mal y sufren en los cimientos de las mismas, lejos de los esplendores y los lujos de las épocas doradas de cada ciudad. Como nos recuerdan las noticias de las revueltas sociales del sofisticado Londres o del glamouroso París. Relegamos a un oscuro rincón de nuestra mente las miserias sociales que también son un poco nuestras por nuestra condición de cosmopolitas. Y si no que le pregunten a Firtz Lang en Metrópolis.
De cada ciudad que visito quiero observar como todos su esplendor, pero me gustaría que este llegara a todos sus habitantes, en especial a aquellos que viven en las ciudades paralelas que nadie quiere ver. A las que nadie quiere llegar aunque exista una parada de metro cercana.