Lo cierto es que nuestro primer año juntos fue formal, indescriptiblemente perfecto. Siempre elegante y puesto, con cada bigote en su sitio. No atacaba los sofás ni las paredes, no robaba comida a hurtadillas y se mantenía en su peso atlético y elgante.
Y poco antes de mi viaje a Roma, empezó a mostrar su nuevo rostro. Atacaba el trapo de cocina dejando su cadáver en medio de la habitación, para que yo lo encontrara destripado, listo para cocinar. Comenzó a probar de levantarme por las mañanas, ya no asomándose respetuoso y delicado, al borde de la cama desde el suelo, si no correteando y gritando por encima de mi cabeza, sin piedad cuando tocaba el despertador. Como si del pistoletazo de salida en la carrera diaria se tratara.
Es cierto que siempre ha odiado al ordenador, porque es tan absorvente como lo puede ser él, mucho más que el mejor rollo de cocina. Y su actitud es paralela a la que se puede ver en el siguiente vídeo.
Pero a partir de mi vuelta de Roma, ya se permite dormir al lado de mi oreja, en un rincón de la cabecera, o bien subido a mi espalda en medio de la noche. Se puede describir más gráficamente en el siguiente vídeo. Qué habrá estado haciendo en mi ausencia mientras yo veía piedras antiguas???
Esta animación es de Simon Tofield. Sus vídeos y libro "Simon's Cat". Creo que todo aquel que tenga gato va a sentirse muy, muy, muy identificado. Muy recomendable.
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