El Sofá del Zorro

Mad Summer (Kikujiro Soundtrack Joei Hisaisihi)

Después de un verano ardiente y de total evasión, acaba el calor y vuelve la humedad del Otoño, llega mi momento preferido del año. Ese que se encuentra entre dos límites invisibles, en que sales con las chanclas a la calle pero el viento fresco te recuerda, nostálgico, que se acabó el verano, los espectáculos al aire libre y el hielo entre la lengua y los dientes del te helado y el mojito cosmopolita. 

Nada mejor constituye esa sensación entre la libertad de dejar de tener calor y la añoranza de vaguear en la penumbra de la terraza, como la banda sonora del Verano de Kijujiro (Kikujiro/1999/Takeshi Kitano) del japonés, Joei Hisaishi.

Maravillosa película absolutamente "japo", que narra el especial y surrealista verano de un yakuza y el niño Kikujiro.

Desde que vi la película, que busco comprarme la mochilla que lleva a todas partes.Pero veo que tendré que sacar aguja e hilo, como se ha puesto ahora de moda con las labores, el patchwork, amigurumis (bichitos de ganchillo de la abuela),bordar,  o el coser ropa diseñada por una misma como hacían nuestras madres, y hacérmela finalmente yo. (Sí se hacer labores de nena, pero que no corra la voz).

El señor Takeshi Kitano, conocido por la "serie" de TV Humor Amarillo por unos, y por sus películas ultraviolentas y transgresoras por otro, hizo este himno delicado y lleno de creatividad, a la despedida del niño interior de cada uno antes de crecer, a quien nunca debemos olvidar en nuestro día a día.

Este momento de cruce entre dos estaciones y dos actitudes delante de lo cotidiano que es el momento en que cambiamos de estación y volvemos a empezar con la rutina o con nuevas oportunidades para crecer, se me presenta este año, no como un olvido de algunas etapas, si no un adios, un ponerlas en su sitio sin olvidarlas para hacer sitio a lo nuevo  poder comenzar mi viaje hacia Terra Incognita. Algo como volver a enamorarse de nuevo...


Si tuviera que poner un perfume para un momento como este, llenaría el aire de jazmines que ahora florecen borrachos de frescura ambiental. Densos y vivificantes como estrellas sobre las gotas verdes de las hojas del arbusto. Como Alien de Thierry Muggler, hecha con ese efecto especial que imita las flores recien cortadas.

Si tuviera que paladear algo, tomaría los últimos bocados crujientes y dorados de los melocotones de viña, que sigo buscando antes de que avance el frío y sus pieles aterciopeladas sean sólo un recuerdo, junto a su sabor ácido, dúlce y sensual como un beso en mi boca, que permanecerá guardado en mi memoria cuando llegue el invierno.






Si pudiera sentir algo sobre mi piel no dejaría de buscar el camino del viento que me acaricia el rostro caliente de mirar al Sol, que seguirá brillando durante todo el otoño, mientras juega al escondite entre las lluvias que llenarán la ciudad a ozono y tierra mojada. Empieza el camino del viento, mi estación, mis proyectos, un nuevo viaje hacia el verano....